El domingo es la decadencia total del fin de semana, la euforia con la que te levantas comienza a declinar a medida que pasan las horas. El punto álgido se sitúa a la hora de comer, comenzando su evidente caída paralelamente al atardecer.
¿Qué hacer ante los domingos?, escuchar mundo babel y después ya se verá.
El final es irremediable, mañana es lunes...
Mañana volvemos a ese laburo, que nos obliga a supeditar todo nuestro ritmo horario a una serie de actividades, algunas definidas y otras auto-impuestas, pero todas ellas nos permiten establecer un ritmo cotidiano. ¡¿Objetivo?! superar a duras penas una serie de pagos y poder llegar dignamente a un espacio vacacional.
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